jueves, 1 de julio de 2010

The Habermas-Gadamer Debate and the Nature of the Social

Alan How, Averbury, Aldershot 1995, 251 págs.

A pesar de la amplia bibliografía que ha proliferado en las últimas dos décadas a partir del imprevisto debate entre dos tradiciones alejadas, Alan How, profesor de sociología en Worcester College of Higher Education, ha querido hacer un balance haciendo incapié en su repercusión en el mundo angloparlante y en el ámbito de la sociología. Y esto sí es una novedad. Sobre todo teniendo en cuenta que su propia interpretación de la discusión entre los dos grandes gurús de la tradición hermenéutica y la escuela de Frankfurt quiere hacer justicia a favor del más débil. A juicio de How a lo largo del debate Habermas siempre ha torcido las propuestas de Gadamer en favor de su Teoría Crítica. La confrontación entre lo que Ricoeur ha llamado hermenéutica de la sospecha y hermenéutica de la fe, ha dado el saldo positivo para la primera en sus efectos inmediatos porque siempre se ha luchado en el campo de Frankfurt. Según How, una reflexión atenta puede mostrar no sólo la virtud hermenéutica de Gadamer -jungando con los términos y dentro de la problemática habermasiana- sino también una amplia victoria a domicilio muy significativa para la sociología interpretativa.

El libro consta de tres partes. La primera de ellas tiene el mérito de exponer brevemente el contenido del libro de Gadamer que originó la polémica, Verdad y Método, desde el impacto que produjo en la sociología inglesa-americana. La teoría hermenéutica de la comprensión rectifica conceptualmente los intentos de descripción neutral de la intención de los actores del interaccionismo simbólico o en la mecánica de cómo se genera el significado de la etnometodología. La acción social restringe la validez de su comprensión a la validez de los conceptos utilizados por los actores en su contexto. How señala pormenorizadamente en esta primera parte el parentesco en la teoría de la comprensión en las ciencias humanas con la tradición analítica, en concreto con Peter Winch. La defensa de Winch en Ciencia Social y Filosofía de que el mundo para nosotros es lo que nos presentan nuestros conceptos es muy similar a la idea gadameriana de la asimilación entre comprensión y aplicación. A su vez ambos han sido calificados de relativistas por la misma razón: no proveer un criterio de justificación simpre válido de la racionalidad; tanto Gadamer como Winch han defendido la existencia de radicales universales de las culturas, aunque esto no parece haber sido notado por sus críticos. Quizá la parte más floja de esta primera parte sea la exposición de la lingüisticidad de la conciencia. How quiere defender a Gadamer frente a los que consideran el mundo como creación del lenguaje y frente a los que consideran el lenguaje copia de la realidad. Y lo hace dando razón a unos y a otros. Para Gadamer lenguaje y mundo se autoimplican: el mundo trae el lenguaje a la vida, de manera que sin él sería vacío; y el lenguaje trae el mundo a la significación de manera que sin él sería mudo. La lectura de la tercera parte de Verdad y método debería hacer superflua esta discusión.

La segunda parte de la exposición de How corresponde a las las dos críticas de Habermas y a las respuestas correspondientes de Gadamer, divididas en cuatro rounds. En ellas How trata de poner en evidencia los restos de positivismo que hay en la concepción de sociología en Habermas, y los restos de dogmatismo en su crítica al consevadurismo y modestia de la hermenéutica. Lo que más daño le puede hacer a Habermas es declarar que su idea de discurso libre de dominio es una idea formal vacía, una transformación del modelo conversacional de Gadamer en donde además del acuerdo se implicaba una atención a algo en sí mismo: el lenguaje hace destacar el derecho de las cosas en sí mismas, no el intercambio de información desinteresado. Habermas se está moviendo en la presuposición de que la ciencia sociológica tiene un acceso a un tipo de causas invisibles en los autores y que determinan el modo de concebir el mundo y de actuar. El enfoque funcionalista que propone para desvelar las causas estructurales que dominan la comprensión, es un reducto de positivismo y una creencia ingenua en la pretensión científica de colocarse en un punto de vista arquedímico para describir el objeto tal como es. La respuesta de Gadamer, sin embargo, simplemente quiere llamar la atención entre las similitudes entre la retórica y la sociología: la verdad como plausibilidad. El poder disuasivo del lenguaje no puede ser visto como una deformación de la comunicación, sino como la forma universal de la comunicación humana, el modo como el lenguaje constituye el mundo. La réplica de Habemas en On hermeneutics claim to universality parece una reiteración de su primera propuesta vestida de más datos científicos. Habermas quiere ganar un punto de ventaja frente a Gadamer encontrando elementos no-lingüísticos en la estructura de la comprensión que revelan la presencia de causas y estructuras profundas en la formación del mundo humano. La respuesta de Gadamer que data de 1971 tiene el tono de los últimos escritos suyos: denunciar un mundo en donde se hace irrelevante la sabiduría práctica. La hermenéutica no quiere proveer a las ciencias sociales de un método automático para la comprensión del fenómeno social. El poder de la reflexión hermenéutica quiere subrayar su carácter práctico y por tanto su imposibilidad de encontrar la "esencia" de las apariencias fenoménicas del mundo social. Gadamer no cree que el diálogo puede establecerse cuando una de las partes tice que conoce la verdad oculta de la situación del otro, y cuando el intento de comunicación no está mediado por el deseo de convencer al otro de algo. Habermas trata a la sociedad como un paciente exonerando a la Teoría Crítica de la enfermedad, lo cual supone un paso en falso para la concepción hermenéutica de la metodología de las ciencias humanas. El descubrimiento de la manipulación o de fuerzas que distorsionan la comunicación no viene dado por una ciencia explicativo-teórica, sino por el diálogo entre concepciones distintas e interesadas. Y para ello se requiere una actitud práctica. Si el mundo social necesita de un tratamiento naturalista de los problemas sociológicos es que ya no es un mundo humano.

La tercera parte viene a hacer un balance de la discusión. El rendimiento objetivo de la confrontación es evidente si se tiene en cuenta el polvo que ha levantado. How considera que la hermenéutica de Gadamer queda favorecida en tanto que una de las partes ha calificado de definitiva su aportación. La Teoría Crítica ha puesto siempre el énfasis en descubrir la verdadera realidad que subyace a la significación de las acciones sociales, que son como apariencias para los actores. Aunque esa actitud es calificada por Gadamer de pretenciosa hay que reconocer que el haberse puesto en diálogo con la hermenéutica interpretativa supone cierta modestia al reconocer, al menos implícitamente, que no sólo ella puede tener el acceso a la realidad que va por debajo de las apariencias sospechosas. El trabajo de How concluye con una bibliografía completa y actualizada desde los orígenes del debate hasta la actualidad.

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